El sitio de la primitiva ciudad estuvo abandonado durante siglos; a finales del siglo XVIII en sus proximidades se fundó una reducción de mocovíes y en la segunda mitad del siglo XIX fue incorporado como parte de la colonia del pueblo de Cayastá, formado con inmigrantes europeos.
A partir de 1949 Agustín Zapata Gollan inició las excavaciones arqueológicas que permitieron recuperar un excepcional conjunto de estructuras arquitectónicas y de artefactos que documentan la vida de los pobladores de finales del siglo XVI y primera mitad del XVII.
El sitio fue expropiado por el gobierno provincial y en 1957 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Actualmente está al cuidado del Ministerio de Innovación y Cultura a través de su Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales.
Hoy es un Parque Arqueológico que, a la vez que preserva el sitio como bien patrimonial para la investigación científica, lo pone a disposición de la comunidad a través de recursos museográficos y didácticos.